España presentará en 2012 a patrimonio de la UNESCO varias rutas de peregrinación, para alcanzar el mismo rasgo de protección que el Camino Francés. Son el Camino Primitivo, el Camino de la Costa, el Camino de Vasco del Interior, el Camino Liebaniego y el Camino de Baztán.
Me pregunto si el gobierno estará incurriendo en los mismo errores que hace una veintena de años. Francia optó en su día por pedir la protección de los monumentos de sus rutas pero España eligió la protección física de un trazado definido. Y, claro, que un camino de ochocientos kilómetros no cambie al son de las autovías, carreteras, urbanizaciones y demás, ha sido un imposible. Ahora son más kilómetros incluso los que se quiere proteger. De unas rutas que, a día de hoy, están bombardeadas por las obras de autovías y por una galopante urbanización en la costa, por poner dos ejemplos que modifican cada día el trazado.
ICOMOS es el organismo que informa favorable o desfavorablemente a la UNESCO y como dijeron los representantes del organismo en el congreso del Camino del Salvador que hace unas semanas se celebró en Asturias y León, España ha dado una imagen nefasta con el Camino Francés, porque nadie lo protege.
Porque, amigos, estar en el Patrimonio Mundial de la UNESCO no es una corona ni un trofeo. Es una responsabilidad. ¿España ha demostrado responsabilidad con el Camino Francés? Pues eso.