Todo aquellos que, peregrinando por el Camino del Norte, hemos dormido en Güemes, recordaremos por mucho tiempo a Ernesto Bustio. Tras llegar a Güemes, y comenzar a subir por esa carretera interminable y en ascenso a mano izquierda, por fin llegamos al albergue. Y allí está, incombustible, el padre Ernesto, con una entrañable acogida que asombra tanto o más que la propia vida de Ernesto.
Estos días ha salido publicada una buena entrevista. Se puede consultar en el siguiente enlace de la propia editorial Desnivel.
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